Al igual que yo en algún momento me pregunté para que nos enseñan la historia, los niños también se lo preguntan, y me viene a la mente esta frase: conocer nuestro pasado, para comprender y vivir mejor nuestro presente y no cometer los mismos errores en el futuro; puesto que la historia para los niños puede tornarse un poco aburrida o hasta difícil yo en mi grupo como profesor y guía, lo transmito de manera didáctica e incluyente, que los niños participen en actividades tales como: representaciones, debates (dónde expongan su punto de vista), sesión de preguntas y respuestas, cuando se hacen honores o acto cívico que ellos entienda qué se celebra, círculos de lectura, llevarlos a visitas guiadas al museo y lugares de interés histórico y si en algún momento es posible proyectarles una película. A pesar de que no se cuenta con apoyo de la dirección de la escuela para realizar ciertas actividades o material didáctico, (o aún peor no se cuenta con la actitud de apertura para realizar lo antes mencionado), yo realizo material que propicie la asimilación del conocimiento de una manera sencilla, como una línea del tiempo que ocupo a lo largo del curso, la cual es hecha de manta, pintada con bloques en vinci y los niños le colocan imágenes de los hechos ocurridos en ese año (bloque). Con todo esto logro despertar la curiosidad de los alumnos para que me pregunten más e indaguen sobre el tema; y por supuesto que no les parezca difícil o aburrida la historia.
A pesar de que no se parece la manera de cómo yo aprendí historia a como la estoy transmitiendo en la actualidad a los niños, he procurado no cometer los mismos errores que hace años se cometieron, pues era un método tradicional, en el que si cuestionabas respecto algún tema no eras tan bien visto pues el profesor era el poseedor absoluto del conocimiento.
Un facto medular del conocimiento es saber cómo relacionarlo con las demás materias al igual que con la vida cotidiana.
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